Por Agustina Ledesma y Agustín Luchtenberg

Más allá de ser quién es por
su amplia trayectoria, a la hora de hablar de él es imposible dejar de destacar
que estuvo al lado de dos grandes estrellas del Rock Nacional: Luis Alberto Spinetta y Carlos Alberto “Indio” Solari. Además, trabajó unos años con Lito Vitale y realizó actuaciones junto
a Rubén Rada, Adriana Varela, La Bomba de
Tiempo, Javier Malosetti y Pedro
Aznar.
Sin dudas una trayectoria
envidiable para cualquier músico, lejos de los flashes y los primeros planos
pero muy cerca de artistas en esencia, con mucho para capitalizar de
conocimiento y experiencia. Sentado en su propio estudio de grabación, en su
casa de la Capital Federal, Marcelo Torres recibió a Génesis para recorrer un poco de su
historia en la música junto al “Flaco” Spinetta y hablar de su
próximo gran compromiso, el 12 de abril en Gualeguaychú, junto al Indio
Solari y “Los Fundamentalistas
del Aire Acondicionado”.
¿Cómo fue tu acercamiento a la música?
En mi primer año de escuela
comencé a cantar y desde entonces no me alejé de la música. En las escuelas se
escuchaba folklore, lo que me llevó a aprender guitarra, siempre folklore.
Cuando terminé la primaria empecé a tocar el bajo.
Formaste
parte del grupo “Los socios del desierto” con Luís Alberto Spinetta. ¿Cómo
conociste a Luís?
Lo conocí personalmente en el
año 81, yo tocaba en un grupo que se llamaba “Tantor”, y cuando debutamos vino
Spinetta a escucharnos. O sea, yo tenía 21 años y tenía a Spinetta y a Charly en la primera fila. Fue
mucha la presión.
Después pasó el tiempo y
toqué muchos años con Lito Vitale. Me separo del proyecto de Lito, “Cuarteto” y
por intermedio de un amigo en común, Ciruelo, un dibujante muy conocido se
arregló un encuentro con Luís y fui a tocar un poco con él, medio
informalmente. Hasta que me invitó ya a tocar con el “Tuerto” Wirzt un día en mayo del 97 con lo que más tarde
fue el proyecto de “Socios del desierto”.
Fue como volver a la esencia,
al punto de partida. Volver a tocar en un garage, sin ningún tipo de presión,
solo disfrutar de tocar.
En algún punto, digamos,
estaba tocando con Spinetta, pero a la vez, estaba tocando en una banda que no
tenía ninguna proyección en ese momento. Pero a mí me pareció buenísimo aceptar
esa propuesta de él, por eso nos llamábamos “Los socios del desierto” porque no
teníamos concierto, ni manager. Era un grupo que se forma por la plena
necesidad de tocar, pero no era una banda con la proyección de hacer mega
conciertos. De hecho, hasta el primer show que hicimos pasaron seis meses y
hasta el segundo show pasaron ocho meses más. Por eso te digo que nosotros
éramos una banda diferente, pero con la diferencia que nuestro guitarrista y
cantante era Luís Alberto Spinetta. Fue una experiencia muy, pero muy linda.
¿Cómo
era la relación cotidiana con Spinetta?
La relación cotidiana era
maravillosa. Nosotros íbamos a ensayar y parábamos a comer en una parrillita
del barrio, o él hacía de comer también. Le gustaba mucho cocinar, en especial
la comida oriental, japonesa. Era un fanático de la comida.
Pero volviendo… Era una
relación muy particular, para mi era “Spinetta”, era como estar con Mozart. En
un punto yo trataba de bajar todo eso a la tierra, un tipo con una inmensa
creatividad, y él estaba al lado mío y yo tocando con él. Algo increíble.
¿Entendes lo que digo? Yo hacía todo el esfuerzo posible para entender que él
era un ser humano. La verdad que yo siempre digo que era una persona en estado
de arte todo el tiempo, creando cosas en el ámbito que fuera.
¿Qué
te dejó no solo en lo musical sino también en lo personal?

Marcelo…
Te sacamos un poco de Spinetta y te llevamos a tu actualidad. El próximo 12 de abril tocan con “Indio” Solari
en Gauleguaychú. ¿Cómo te preparás para este concierto?
Por lo general antes de un
concierto de este tipo nos juntamos cuatro o cinco semanas antes a ensayar y
muchas horas al día. Son recitales muy especiales y que general mucha
expectativa, es algo increíble, un clima único. Para este show se esperan 200
mil personas. Con los “Fundamentalistas” sabemos que toda esa gente va a ver al
“Indio” pero ver a esa cantidad de
gente reunida también me genera una satisfacción personal.
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