Ramiro Veich: “Es muy motivante el hecho de representar a mi país”

miércoles, 23 de abril de 2014

 Por Ezequiel Abraldes


Ramiro Veich, de 25 años y nacido en Moreno, es jugador de la Selección argentina de Waterpolo y bicampeón sudamericano. Participó en los Panamericanos de Guadalajara 2011, recibió el premio Jorge Newbery como mejor jugador del año en la Ciudad de Buenos Aires en 2012 y es actual campeón de la liga nacional con el club GEBA. Aún con todo ese palmarés a cuestas, tuvo que hacerse un hueco en su jornada laboral en la administración pública a la hora del almuerzo para atender a Génesis. No puede vivir sólo de lo que es su profesión en el deporte, lo cual hace más meritorio sus logros obtenidos hasta el momento.


El atleta de 1,96 de altura posee un físico imponente el cual resulta un testimonio fiel del entrenamiento riguroso que realiza desde hace años para poder estar entre los mejores en su disciplina. Con tranquilidad, se sentó sobre un banco de forma relajada, presto a narrar todas sus vivencias en torno a un deporte con poca difusión en nuestro país, el cual demanda mucho sacrificio pero que, sin embargo, lo llenó y lo llena de satisfacciones.


¿Cómo comenzaste a jugar waterpolo?


Empecé en un colegio que tenía pileta, donde hacíamos natación. Entonces el profesor un día tiró una pelota al agua para hacer más entretenida la clase y se dio cuenta de que a todos los chicos les gustaba. Propuso que después de la hora de natación se pudiera jugar al waterpolo y ese fue mi comienzo.


¿En qué momento te diste cuenta que tenías un buen potencial para este deporte?


El waterpolo empezó como un hobbie al que cada vez le fui dedicando más y más tiempo. En realidad no me di cuenta cuándo, fue algo progresivo. El waterpolo me fue llevando sólo, pero es cierto que al año de practicarlo ya era consciente de que me gustaba mucho y de que tenía facilidad para hacerlo, eso fue lo que me convenció. Después, a los 19 años empecé a jugar en la Primera División argentina en Independiente y llegué al seleccionado juvenil en 2007 donde jugué el Mundial. Después de ese torneo pasé a la Selección mayor, donde el técnico nos tuvo paciencia y nos dio mucha confianza a mí y algunos jugadores más que seguimos hasta hoy en día en el equipo.


¿Cuánto te significa el apoyo económico que te brinda el Enard desde hace unos años para costear tu carrera deportiva?


La plata que te brinda el Enard sirve mucho para costear lo que son gastos de traslados o pagar inscripciones a la Federación si los clubes no te la pagan. El apoyo económico sirve mucho pero yo tengo 25 años, vivo con mis padres y me quiero mudar sólo, y sólo con el aporte del Enard no puedo, por eso tengo que hacer otra cosa para poder subsistir.



¿Qué te genera representar a la Argentina en las competiciones internacionales?


Yo creo que el sentimiento, más allá de ser amateur o profesional, es el de tener una obligación personal de dejar todo, porque realmente me resulta muy motivante el hecho de representar a mi país. Por ejemplo, cuando ponen el himno argentino antes de los partidos la sensación es escalofriante, se te pone la piel de gallina y te da muchas más ganas de jugar y poner el cien por ciento. Te hace acordar todo lo que dejaste atrás, el sacrificio y todo lo que hiciste para poder dar lo mejor.


Estuviste en un Juego Panamericano ¿Qué se siente compartir la villa olímpica con muchos atletas reconocidos de este continente, teniendo en cuenta que provenís de un deporte amateur?


Es muy loco porque están todos a la par tuya. He visto tenistas, o a Las Leonas que son profesionales y están compartiendo el mismo espacio que vos, comen la misma comida que vos, duermen en la misma habitación que vos. No es que hay prioridades y dicen “este es medallista olímpico y tiene que tener una cama matrimonial con jacuzzi”. Somos todos lo mismo y te hacen sentir reconocido, en la Villa olímpica no te falta absolutamente nada, tenés masajistas, comida, servicios, y eso es para todos por igual.


Hay un momento muy especial en los Panamericanos que es el ingreso con la delegación nacional, ya sea en la ceremonia de apertura o clausura, ¿cómo fue vivir esa experiencia desde adentro?


A mí me tocó en el cierre y la verdad que eso fue hermoso, fue uno de los recuerdos más lindos. Te hacen esperar por delegaciones en la entrada a la pista de atletismo y están todos de fiesta, entrás al estadio que está colmado y toda la gente te empieza a aplaudir y a sacar fotos. Está muy bueno porque te sentís agasajado. Es cierto que también lo hacen para la televisión y el show pero en verdad es para el deportista, te hacen sentir bien. Además hubo fuegos artificiales, música en vivo, la verdad que estuvo muy pero muy bueno.


Con la selección ganaste dos Sudamericanos, pero uno tuvo un sabor especial por haberle ganado a Brasil en su casa. ¿Qué recordás de ese torneo?


Recuerdo que hasta antes de ese torneo hacia como 40 años que no se ganaba el Sudamericano. Aparte de eso, es un recuerdo muy lindo por todo lo que significaba jugar de visitante en Brasil y contra Brasil en la final. Encima, salimos campeones invictos.


¿Hasta dónde llega tu fanatismo por este deporte?


Me hice un tatuaje, es de la medalla de oro que ganamos en el primer Sudamericano en Colombia. La llevo en la piel. Me haría otro si llego a ir a un Juego Olímpico. Los anillitos me los tatuaría seguro, no lo dudaría ni un segundo. Seria hermoso clasificar, la esperanza nunca se pierde. Es a lo máximo que un deportista puede aspirar, mucho más más siendo amateur.

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